sábado, 6 de febrero de 2010

¿POR QUÉ CONSIDERAR LITERARIO UN TEXTO? ¿QUÉ ES LA LITERATURA?

Para dar una respuesta partiré del texto de Hebe Huart, que sigue a continuación, y analizaré todos los aspectos por los que se considera un texto literario a partir del capítulo “¿Qué es la literatura?” de Terry Eagleton.
                                                           Mi nuevo amor


Tengo un amor nuevo y con él aprendí muchas cosas. Por ejemplo, los límites. Tantos años de ir a lo del psicoanalista para escucharlo repetir siempre: “Pero usted se tira a la pileta sin agua”. A mí esa frase me producía consternación, porque una pileta sin agua es de lo más triste que hay. O si no, me decía: “Hágase valer, usted tiene una imagen muy deteriorada de sí misma, usted es inteligente, es creativa”. Eso a mí me daba como destello de valor por un momento y después me sonaba a consuelo, como cuando alguien presenta a otra persona a un tipo o a una tipa impresentables y para arreglarlo, dicen: “es historiador” o “viajó a Tánger”, y como yo creo que lo que siento es verdadero amor, no necesito ni ser linda ni ser creativa ni viajar a Tánger: él me quiere por lo que soy. Y no le importa si soy un poco vieja, porque es como que no registrara esas cosas: para mi asombro me quiere sin condiciones. Con él aprendí la expresión de la mirada, que vale por mil palabras: no me asusta si en sus ojos veo una pizca de odio; sé que no es hacia mí como yo suponía antes, o tal vez el análisis anterior haya hecho efecto a posteriori; de pronto uno puede tener una pizca de odio en los ojos por cosas que recuerda, motivos privados. Yo sé con él cuando debo acercarme porque no es violento para el rechazo y así –y a eso siempre lo consideré una prueba de convivencia que alabaría el analista- podemos estar cada uno en su habitación, pensando en nuestras respectivas cosas sin necesidad de perturbar preguntando “¿qué estás haciendo?” para joderse las paciencias mutuamente. Con él me ha surgido una femineidad insospechada, porque ante su sencillez –es de hábitos regulares y desea cosas simples- he depuesto toda rivalidad o competencia. Compartimos esa cualidad neutra que posee el tiempo después de cierta edad, en que no hay días terribles ni fiestas luminosas, porque los días se enlazan en el comer, dormir, trabajar y ver un poco de televisión. Eso sí, él televisión no mira. A la noche, para separar un día de otro, nos frotamos la frente. Los únicos problemas vendrían a ser la dieta y una sola costumbre que no me gusta, porque es muy delicado en general: sólo come carne picada y se rasca las pulgas delante de la gente.

Hebe Huart (1997), Guiando la hiedra, Ediciones Simurg, Buenos Aires, pp.63 y 64.




¿Por qué considerar el texto de Hebe Uhart literatura? Porque la literatura permite decirlo todo. Aquello que no puede decirse en otros géneros discursivos siempre tiene su lugar entre los textos literarios. Tal es el caso de “Mi nuevo amor”, reflexión o disquisición irónica y hasta casi humorística de la relación de una mujer con su mascota. ¿Perro? ¿Gato?, da lo mismo. Animal doméstico al fin, con el que pasa mejor sus días y se siente más querida que en lo que se supone fueron relaciones de pareja anteriores. Para contarlo utiliza un lenguaje claro, sencillo, coloquial. Y esta forma del emplear el lenguaje es la que logra la identificación del lector con la protagonista. Es aquí en donde se evidencia, lo que Eagleton postula. La posibilidad de salir de uno mismo. No se es sólo destinatario, sino también protagonista. Es por eso que, siguiendo lo que este autor propone, se puede decir que el texto de Uhart, como todo lo literario, es susceptible de ambigüedades y por lo tanto en su valoración juega un rol importante la subjetividad. Subjetividad que se ve atravesada por los valores que una sociedad comparte. También puede agregarse, que el lector actúa como coautor cuando penetra en ese mundo de ambigüedades y en la multiplicidad de sentidos que el texto presenta y toma partido, dándole, en cada lectura, un sentido. Esta práctica es lo que hace que una obra sea diferente para cada lector e, incluso que un mismo lector lea de manera diferente una misma obra en dos momentos de su vida. De lo dicho se hace comprensible la valoración de “Mi nuevo amor” como literatura, es obvio que hubiera impactado de otra forma en grupos sociales de otra época. Pero es aquí en donde hay que remitirse otra vez a la teoría de Eagleton:

“Ninguna obra, ni en la evaluación que en alguna época se haga de ella puede, sin más ni más, llegar a nuevos grupos humanos sin experimentar cambios que, quizá, la hagan irreconocible. Esta es una de las razones por las cuales lo que se considera como literatura sufre una notoria inestabilidad”.

Por otra parte, puede decirse que el propósito del texto de Hebe Uhart, no es mostrar la realidad tal cual es, sino representar, por medio de la palabra, una percepción posible y peculiar del mundo. En este sentido, la ficción (propia de la literatura) equivale a una imagen de la realidad que un tiempo histórico determinado se propone para definir los ideales o para destacar los problemas o la decadencia moral y plantearse los principios que deben modificarse. De ahí que, el valor de la literatura radica en el modo de representación de esa realidad y no en la fidelidad de lo representado, es decir, (aunque para Eagleton resulta insuficiente para definir lo literario) tanto en “Mi nuevo amor”, como en cualquier otro texto que pueda considerarse literario, la literatura se aprecia no por la verdad de lo que se dice, sino por la calidad estética con que se lo hace.
Por último, no se lee literatura para “estar informado” (no vamos a leer el texto de Uhart para informarnos sobre los resultados positivos o no del psicoanálisis), sino que esta actividad se relaciona con el placer y, en todo caso, con otro tipo de “saber”: el de apropiarse de un espacio y un tiempo que no se mide con los parámetros de la cotidianidad, en los que se juega con la posibilidad de ser otro.Ahora bien y a modo de reflexión final, habría que preguntarse para qué sirve la literatura. A lo que también se podría responder: que cada lector y cada escritor usa la literatura con fines diferentes, pero todos, o la mayoría, parecen tener en común el hecho de encontrar en la literatura una forma muy especial de placer. A partir de esto se puede afirmar que todo lo que se lee como literatura es literatura, afirmación que y retomando lo antes dicho, le otorga un lugar privilegiado al receptor, quien tendría en sus manos los elementos que permiten caracterizar a un texto como literario o no.




Escrito por Inés Carozza (respuesta a un  examen de la Licenciatura en Educación con Especialidad en Lengua y Literatura, 24 de Abril de 2008)

3 comentarios:

  1. a ver si entendí todo el texto literario es aquel que redacta una historia????????????????????????????????

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  2. ay tan creída y tan fea
    jajajajjajajaja

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  3. 2021 y yo acá buscando que es un texto literario.

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