Volvé
después de la una…
Por
Inés Carozza
Maruca me empujó hasta la calle y me alcanzó las
llaves, no te quiero acá hasta después de la una, ¿me oíste? Sí, te oí, te oí,
hasta después de la una.
Me subo el cuello de la campera,
hace frío, y camino por una Buenos Aires de calles mojadas. Mi hermana se
propuso sacarme del enclaustramiento en el que me encerré después de mi fracaso
con Rocío. No entiende que por ahora prefiero estar solo, pero dale que dale, me
compró una entrada para el cine.
El título de la película, “La
señorita M”, parece enigmático, a los actores no los conozco, bueno no voy
mucho al cine, pero la mina - será “La M” - está bastante bien.
Entrego mi entrada, me acomodo en
la butaca, ya está empezada…
“La señorita M avanzó rápidamente
por los fríos pasillos que conducían a
la sala de música”, dice alguien en la pantalla. En primer plano, una mujer con
un aire seductor se mueve por una habitación llena de muebles antiguos y se
detiene frente a un piano. Una jovencita de unos diez años la mira con admiración.
La chica le confesó a su madre que cuando fuera grande quería parecerse a su
maestra. “No mami, no. Por el canto no…, es atractiva, elegante y con un toque sensual”. “¿Todo
eso?” dijo la madre escandalizada…
¿Qué pasa? eh señora, qué hace. No
ve qué me pisa…, ah… bueno, por lo menos pide permiso… “por favor…, disculpe”. ¡No! no puede
ser, se tropieza. ¡Qué piernas tiene ese tipo! Ay, se cayó encima de una mujer,
parece que está con el lungo… ¡por fin! se van… irán a discutir afuera…
“…página catorce, por favor, y marca bien los acentos”…, parece que la
alumna ya no le hace tanto caso, está más interesada en el look de la maestra
que en la lección. Llegan la madre y el padre – que hasta ahora no lo había
visto, seguro me lo perdí con lo de la caída - la chica no toca ni una nota y
para disimular la situación la maestra se pone a cantar… Y esta vez la voz de la señorita M se levantó por encima de todas las
demás, matizada, brillante, llena de expresividad. El padre se la cree, también
se siente atraído por la señorita, ni se
entera de que la hija está en otra y no en el piano ni en el canto, sólo tiene
ojos para la M. La madre lo mira con la boca abierta…”
Volvió el lungo con las dos
mujeres. Qué habrá pasado. Ah…quiere pasar otra
vez, no se caiga encima mío, señora, que está un poco rellenita. ¿Podré
seguir con la película?
“¡Qué pasó! la familia se engrosó
con la abuela - me perdí lo más importante - el marido se va con la M, mientras
la abuela lo insulta y la madre y la nena lloran…” FIN.
¿Cómo? ¿Terminó?... menos mal que yo no pagué
la entrada…
La calle está más mojada que antes, hace frío y… todavía falta media
hora para la una… y la señorita M no me hizo olvidar a Rocío.