sábado, 6 de febrero de 2010

REFLEXIONES SOBRE EL USO DE LA GRAMÁTICA EN LA ESCUELA

Cursé mi secundaria en la década del 70, por lo tanto es fácil inferir que la clase de “Castellano”, forma en que se designaba a la materia, se reducía casi exclusivamente al estudio del subcomponente sintáctico o morfosintáctico, si se quiere. Recuerdo claramente, que las clases durante tres años, tiempo en que duraba el estudio de la Lengua (en 4º y 5º año se estudiaba Literatura) fueron idénticas: pizarrones llenos de oraciones, descontextualizadas, que nada tenían que ver entre sí, encerradas entre corchetes, con el sujeto y predicado marcados por arriba y cajas por debajo, que incluían (como cajas chinas), a otras. Con el correr del tiempo las oraciones aumentaban su extensión porque se agregaba la enseñanza de las subordinadas.
Con respecto a las lecturas no eran muchas y poco variadas, cuentos de Quiroga y de Lugones, poemas de José Pedroni o Baldomero Fernández Moreno, entre otros. Alguna que otra vez, algo de teatro, recuerdo “Los intereses creados” de Jacinto Benavente. La lectura comprensiva era escasa, si bien los libros la promovían al inicio de cada capítulo, pero como era de rigor, esos textos eran “descuartizados”, más adelante para poder llevar a cabo el concebido análisis de oraciones. Las tareas de escritura, se limitaban a la descripción y al retrato, en la mayoría de las veces como una tarea extraescolar y considerada de menor importancia.
Se hacía honor a lo que expresaba Andrés Bello tantos años antes, “la gramática está bajo el yugo de la venerable rutina” , y esa era la marca de la época: rutina y automatismo. Se promovía la identificación de categorías sintácticas, pero en poco se podía explicar para qué servían, las respuestas por parte de los docentes eran inconsistentes, de pobre fundamentación. Ni hablar de que en muchos casos, los alumnos eran habilísimos para identificar predicativos y toda la variedad de subordinadas, ya sea en el sujeto como en el predicado, pero a la hora de componer un texto escrito se sabían incapaces de hilvanar dos frases con algún sentido. Por otra parte, se confundían concepciones de la gramática tradicional con la estructural, por lo tanto se incurría en errores como el de definir al sujeto como "el que realiza la acción expresada por el verbo" lo que significa que el sujeto se equipara con el agente de una acción.


“Hoy en día sabemos que esta igualación no corresponde a los hechos reales, no todos los sujetos son agentes y no todos los agentes aparecen como sujetos (como en el caso de las pasivas).” (Annette Becker, «La definición de sujeto desde el punto de vista estructural»).


Por consiguiente, es desde ahí que resultaban poco claros algunos pasajes a voz pasiva, pero como no se promovía la reflexión, sino una ejercitación mecánica, si “el molde” era respetado, todo estaba bien.
Hoy en día, el estudio de la gramática fue desterrado de muchos libros de texto de Polimodal y también de la clase de Lengua por algunos docentes. La pregunta es, si enseñar o no gramática, puesto que ésta se confunde con el indiscriminado uso y abuso del análisis sintáctico, al que se redujo la clase de Lengua durante algunas décadas. Los manuales que aún abordan la sintaxis, le dedican algún apartado, no muy extenso y que, a veces, queda descontextualizado del resto del capítulo. Si revisamos los índices de los mismos, podemos observar que con frecuencia, se intenta abordar la sintaxis partiendo del concepto de enunciado, para luego hablar de oración pero sin establecer una distinción clara entre ambos. La definición de la unidad de análisis de la gramática estructural sigue, casi siempre, la propuesta por Ofelia Kovacci, pero no se evidencian demasiadas diferencias, en cuanto a su abordaje, con la de su enseñanza en el apogeo del estructuralismo. En cuanto al tipo de actividades, se sigue con el típico análisis de sujeto y predicado, carentes de propuestas de reflexión y discusión. Por otra parte, si recorremos los contenidos y diseños curriculares, se puede observar la saturación de teorías lingüísticas, además de que la perspectiva textual se ha presentado como dominante: clasificar tipos de textos desde algún criterio y describir aspectos más referidos a sus estructuras que a sus contenidos se ha convertido en la teoría y la práctica habitual en la escuela. Considerar que la lengua es comunicación, hace plantear la descripción del circuito de la comunicación de Jakobson, la definición de los actos de habla o la teoría de la enunciación. Todo esto es parte de lo cotidiano, durante la clase de Lengua en el Polimodal. Por eso, es necesario que consideremos, en qué sentido estas teorías que, sugieren la superación del estructuralismo gramatical de los años ‘60, hablan de la lengua en uso, de la lengua como comunicación, escenifican o les ponen nombre a esos aspectos relacionados con la diversidad lingüística. En consecuencia, podemos afirmar que la enseñanza de la gramática en las aulas actuales, se traduce en una melange de modelos y contenidos mal relacionados, y que en poco pueden cumplir con las expectativas depositadas en el espacio de Lengua. Todavía el estudio del subcomponente sintáctico no traspone las barreras del mimetismo y la mecanización.

“Los cambios de paradigmas lingüísticos y de objeto de enseñanza –de la gramática estructural a la gramática o lingüística textual y de la oración al texto o discurso– no garantizan un cambio en las prácticas. Las estrategias clásicas del análisis descriptivo de la lengua se hallan incorporadas en las prácticas de aula, pues un cambio teórico puede generar seguramente una actualización en las teorías y los objetos pero no necesariamente un cambio en las prácticas.”  (Bosque, Las categorías gramaticales, Síntesis, Madrid, 1990, en Alvarado, M. Problemas de Enseñanza de la Lengua y la Literatura, UNQ, Buenos Aires, 2000).

Como afirma Bosque (1998), la cuestión aún hoy sigue siendo el “cómo” se encara la tarea de enseñar la gramática, por parte del docente. Para concluir y siguiendo a este autor, consideramos que es, indispensable el estudio del sistema si queremos lograr que nuestros alumnos puedan abordar tanto la oralidad, como la escritura de forma competente.


La siguiente es una actividad o secuencia de actividades para trabajar con los alumnos en la/las que se ponga en juego una mirada renovadora sobre el subcomponente sintáctico y que es coherente con lo desarrollado en la segunda parte del punto anterior.


Imitadores en taller:


1) Escribir una oración, que respete el orden canónico o lineal (sujeto + verbo + modificadores) con la que pueda comenzar algún relato o fábula tradicionales, por ejemplo: “Hansel y Gretel vivían en una casita pequeña junto a sus padres”.


2) Las construcciones que alteran el orden lineal se denominan de orden envolvente. Modificar el orden de los componentes (s + v + m), de manera tal que se privilegie el interés de un elemento por otro. Por ejemplo: “En una casita pequeña vivían Hansel y Gretel junto a sus padres”.


3) Nuestro idioma ofrece varias combinaciones posibles. Realizar la mayor cantidad de ellas, pero siempre considerando que sea una emisión entendible por cualquier usuario de la lengua.


4) Compartir la lectura de las combinaciones logradas y reflexionar sobre el efecto que se logra a partir del cambio realizado.


5) Terminar de narrar en forma lineal y breve la historia elegida.


6) Reemplazar los componentes principales del relato por formas abstractas, como: “A y B vivían en C junto a D.” Continuar con el resto del texto de la misma forma. Por último, reescribir el cuento llenando los lugares A; B; C; D;… con nuevas construcciones que permitan obtener un texto diferente y que se preste a nuevas interpretaciones.


7) Compartir la lectura de las producciones obtenidas.


Observaciones:

Esta actividad está pensada para el nivel Polimodal y en el marco de un taller con el fin de promover las prácticas de lectura y escritura. La discusión que se intenta instalar es, como la idea de “orden” gobierna esta dimensión del análisis, no sólo por la exigencia lógica de que el texto resulte claro para el que lo lee, sino también porque en la manera de presentar los elementos dentro de la oración intervienen factores expresivos. Estos factores están ligados a que la atención del receptor se centre en un determinado elemento oracional, o bien están determinados por la voluntad del emisor de destacar unos elementos y atenuar otros.

Espero que les parezca atinada mi reflexión y que la propuesta de actividad les sea útil. Gracias por leerme. Lanzo un abrazo al espacio virtual...

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