LA LITERATURA Y LOS "LIBROS DE LITERATURA"
Si hacemos un recorrido por los libros de texto actuales dedicados a la literatura observamos que la mayoría de ellos sostienen una postura bastante parecida, por no decir idéntica a la criticada por Roland Barthes en sus “Reflexiones sobre un manual”. Aclaremos que en todos los casos, las editoriales y los autores, siguen lo prescripto por los diseños curriculares: encuadre de las obras por movimiento, escuela o género, a veces desde un punto de vista universal, para luego ir especificándose en la literatura española, en la latinoamericana y en la argentina. Esto nos hace pensar, como dice del autor francés, que parece que no hubiera otras formas posibles para presentar la literatura en la escuela. Aún hoy, y a pesar de algunas modificaciones (que primero tendieron a considerar a la literatura como un discurso más entre los discursos sociales y que desdibujaron otros posibles acercamientos a los textos literarios), resulta muy difícil separar la historia de la literatura, de la “LITERATURA”, la lectura del texto como descubrimiento de posibles significados, de la lectura automática y obligatoria. Pareciera que en su afán de aproximarse a los conocimientos que son considerados como valiosos desde lo social, la escuela se alejó y sigue alejándose, de lo que la literatura entraña en sí misma. Se ha privilegiado al autor, y no me parece del todo mal, pero se dejó de lado el papel fundamental que tiene el lector a la hora de interpretar y dar un sentido que complete la obra leída. Como dice Barthes, los códigos que se ponen en juego en el entramado de un texto, pueden ser múltiples y variados, nunca habrá una sola respuesta, puesto que la literatura no es como las ciencias exactas, en ella la pluralidad de significados enriquece y agiganta la obra de un autor. Por supuesto que el conocimiento del contexto de producción aporta lo suyo, pero no se agota en sí mismo, el uso del lenguaje o la época que el autor eligió como escenario de su historia también son susceptibles de análisis. Si quisiéramos, la lista no terminaría, más bien aumentaría de acuerdo con la lectura que cada uno realice de un mismo texto, ya que se vería enriquecida por los conocimientos del mundo, que cada receptor pondría en juego en su interpretación. Pues bien, en la mayoría de los libros de texto actuales todo esto se pierde. La interpretación se reduce a guías de comprensión que en muchos casos aparecen entre las actividades propuestas, el marco teórico se traduce a la descripción de los acontecimientos más importantes del siglo en que se ubican las obras a estudiar, no se escapa de los datos biográficos y si la apuesta, intenta ser más renovadora incluirá en el capitulo “lecturas en diálogo”, que tratan de acercar épocas, autores y temas. Pero eso es todo, ninguno va más allá.
Tomaré por casos y siguiendo un orden cronológico de acuerdo con las fechas de edición, los siguientes textos:
• En el año 1992, la editorial El Ateneo publicó dos libritos, cuyas autoras son Graciela Perriconi y María del Carmen Galán. Uno de ellos, LITERATURA ESPAÑOLA: El hombre español y su hondura trágica, y el otro, LITREATURA HISPANOAMERICANA Y ARGENTINA: América un proyecto multifacético, correspondientes al 4º y 5º año del Bachillerato nacional y provincial, respectivamente. Lo novedoso para ese momento, es que planteaba la enseñanza de la literatura desde una metodología de taller y que alteraba el orden cronológico de la historia de la literatura. Los autores y las obras están abordados desde distintos núcleos temáticos, lo que permite aproximarse a los textos y épocas desde diversos recorridos, logrando en el desarrollo de cada unidad un entramado que relaciona movimientos, géneros y autores. Lo positivo, es que como se trata de un taller, las actividades invitan a la reflexión y cuenta con consignas que favorecen las prácticas de escritura. Lo negativo, es que no se trascienden las fronteras de lo tradicional, de lo considerado como lecturas válidas para la enseñanza escolar. A pesar de que en este sentido no transgrede los criterios tradicionales, lo considero útil, porque puede resultar un buen soporte para la elaboración de otras propuestas.
• Siguiendo con el orden cronológico de aparición, en 1994, ediciones del eclipse, publicó Literator IV: EL REGRESO y Literator V: LA BATALLA FINAL de Daniel Link, quien sí, apuesta a una oferta diferente para la enseñanza de la literatura. Ambos textos cuentan con una introducción en la que el autor plantea, de forma poco habitual para los libros que se manejaban en la época, “Qué es la literatura”, abriendo tanto para los alumnos como para los docentes la imposibilidad de definirla, planteando la incertidumbre y al mismo tiempo la pluralidad de significados, conceptos que no se manejaban hasta el momento en las aulas escolares. El resto del índice se divide en unidades temáticas, actividades por época y período, actividades por género y un apéndice que incluye diccionario de autores, entre otras cosas. Este libro, que desde un primer momento me pareció interesantísimo por lo diferente, sí se anima a ir más allá de los cánones tradicionales de lectura, puesto que aborda a autores que no se mencionan siquiera hoy. Las actividades por período están encaradas desde la crítica, cuestión también relegada en los manuales de literatura tradicionales. Lo positivo que encuentro es, la amplitud en el tratamiento de los temas, lo atrevido (si se quiere) la otra mirada sobre una asignatura escolar que era aburrida hasta para los propios docentes. Lo negativo, es que para algunos colegas, el manejo del libro (por su estructura gráfica), resultaba complicado para los alumnos. Desde mi punto de vista, esto que parece ser un inconveniente, no es insuperable, el texto es vigente y considero que lo seguirá siendo por mucho tiempo más.
• Por último, en el año 2001, la editorial Puerto de Palos, saca al mercado LITERATURA 1, 2 y 3, para los tres años del Polimodal respectivamente, que abarcan desde la literatura universal (1), la española y norteamericana (2) y la argentina y latinoamericana (3). En los tres libros, pero aumentando el nivel de profundidad se plantea como capítulo introductorio “¿Qué es la literatura?” y a diferencia de otros textos actuales aborda la importancia del lector y de su complicidad a la hora de aceptar los códigos planteados en la obra. El resto del índice de los tres libros sigue un orden cronológico en cuanto a épocas, autores y movimientos. Sin embargo cuenta con lecturas en diálogo que enfrentan y proponen la comparación de temas, tiempos y formas de escribir. Las actividades de comprensión no transponen las barreras que la separan de la interpretación. Pero sí cuenta al final de cada apartado con actividades de integración que contemplan las propuestas de escritura creativa. Lo positivo, es que en general los temas están desarrollados de manera bastante profunda, con respecto a los libros de otras editoriales. Lo negativo, es que no escapan a la visión cronológica de una historia de la literatura.
Observación final: En general, la mayoría de los manuales actuales dedicados a la literatura, no están libres del fragmentarismo de otras épocas, siguen favoreciendo la antología y el recorte. Decidido éste, por los hacedores o compiladores del libro. Considero, que lo mejor es usar el libro de texto en algunas ocasiones, como consulta, pero si lo que nos proponemos como docentes es hacer que la clase traspase las fronteras escolares, lo mejor es proponer la lectura de obras completas. Animarse con autores que estén por fuera del canon, que sean actuales, puesto que de cualquier forma, siempre podemos relacionar lo presente con lo pasado. Siempre, debajo de un texto está escrito otro, de otro tiempo, de otro autor. Las idas y venidas, la reflexión y las posibles interpretaciones dependen de la actitud del docente de literatura, y con esto no digo que sea fácil, pero no es imposible. Por sobre todo si estamos convencidos de lo que hacemos, nos van a sobrar fundamentos para afrontar las posibles censuras, provenientes de la propia institución, de los padres y hasta de los mismos alumnos.
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