sábado, 30 de enero de 2010

SARRACINE,Y S/Z. De Balzac a Barthes

Sarracine de Honoré de Balzac (Tours, Francia, 1799 - París, 1850) Novelista francés. Considerado a menudo como el fundador de la novela moderna.

El tema que desarrolla Sarrasine es el del hombre que se enamora de un castrado creyendo que es una mujer. El relato está construido siguiendo la técnica del “récit encadré”, y en la trama reina, como ya he dicho, el misterio y el suspense.

La historia

En 1830, en el salón parisino de los Lanty tiene lugar una velada, en el transcurso de la cual la presencia de un extraño anciano centenario de aspecto fantasmagórico es objeto de numerosos comentarios entre los invitados. Todos se preguntan por la identidad de este personaje y su relación con los Lanty, al tiempo que se plantean numerosos interrogantes sobre la procedencia de esta misteriosa y hermética familia y el origen de su fortuna. Todo son elucubraciones al respecto, nadie ha podido nunca saber nada, excepto el personaje-narrador, uno de los asistentes a la fi esta que confi esa saber el secreto de los Lanty a una de las invitadas, la señora Rochefi de, a quien intenta conquistar. El misterio aumenta cuando un cuadro que representa a un Adonis recostado sobre una piel de león llama la atención de la dama. El narrador sólo le comenta que se trata de un cuadro que el pintor Vien realizó tomando como modelo una estatua de mujer y que representa a un pariente de la familia. Al día siguiente, desvela a la señora Rochefi del misterio que envuelve a los Lanty, dando lugar al relato central de la obra.
Se trata de la trágica historia de amor vivida por el escultor Sarrasine, quien, en 1758, cuando tenía veintidós años, se trasladó a vivir a Roma, donde conoció a Zambinella, una cantante de ópera de la que se enamoró y cuya fi gura reprodujo en una estatua de barro. Sarrasine intentó conquistar a la joven, pero Zambinella resistió a sus constantes acosos. Finalmente, el cardenal Cicognara, protector y mecenas de la cantante, desveló al escultor que esta no era una mujer, sino un castrado, que representaba papeles femeninos, ya que las mujeres tenían prohibido por el Papa cantar en los teatros de Roma. Reticente a creerlo, Sarrasine raptó a la cantante y ésta le reveló su verdadera identidad. Ultrajado, tras un intento fallido de romper la estatua por él creada, el escultor trató sin éxito de matar a Zambinella, pues cayó abatido por los disparos de tres sicarios mandados por su protector. El narrador termina contando que el cardenal se apropió de la estatua de Sarrasine y la hizo reproducir en mármol. La familia Lanty encargó entonces al pintor Vien que reprodujera la estatua en un cuadro. Y esta pintura, en la que se inspiró, a su vez, más tarde, Girodet para crear su Endimión, es el Adonis que había llamado la atención de la señora Rochefi de. Todo queda aclarado: el personaje representado en el cuadro y el anciano decrépito que se había paseado en la fiesta son, por tanto, Zambinella, quien resulta ser al final un tío abuelo de los Lanty.

Una forma de analizar esta obra

S/Z de Roland Barthes
(Cherburgo, 12 de noviembre de 1915 – París, 25 de marzo de 1980) fue un escritor, ensayista y semiólogo francés.
Hace cuarenta años, en los cursos de 1968 y 1969, Barthes formula este ensayo interpretativo de la novela corta o nouvelle de Balzac, titulada “Sarrasine”, el que pretende identificar otras fuentes de significado y de relevancia. Con su lectura tan abierta, establece cinco grandes códigos que determinan los tipos de significado, y que pueden encontrarse en un texto a través de múltiples lexias. Estos grandes códigos lo llevaron a definir que las historias tienen la capacidad de ofrecer una pluralidad de significados, si bien ésta se halla limitada por otros elementos formales, como es la secuencia lineal de la escritura: al ser una línea temporal definitiva, que debe ser seguida por el lector, restringe su libertad analítica e interpretativa.
S/Z, surgido al calor del Mayo francés –como muchos de los textos del posestructuralismo- es casi un manifiesto crítico, un libro que inaugura un nuevo estatuto para el lector, para la lectura y la interpretación. Puesto que Barthes señala acertadamente que la lectura tal y como tradicionalmente se la ha concebido no es más que un referéndum, por eso frente a los textos clásicos o legibles abre el espacio para la interpretación o lo escribible. Es por eso que afirma:

“…lo que está en juego en el trabajo literario (en la literatura como trabajo) es hacer del lector no ya un consumidor, sino un productor del texto. Nuestra literatura está marcada por el despiadado divorcio que la institución literaria mantiene entre el fabricante y el usuario del texto, su propietario y su cliente, su autor y su lector”.

Por lo tanto, lo que postula es que la lectura se convierta en escritura, y si bien “metafóricamente” ya se había planteado aquello de que toda lectura reescribe el texto leído, nunca se habían materializado de esta manera las operaciones de lectura. En esta cita pueden apreciarse términos que subrayan la materialidad muchas veces negada en el campo de la literatura: Barthes menciona los términos “productor”, “consumidor”, “fabricante”, “cliente”.
Desde este punto de vista, la lectura es el trabajo de encontrar sentidos y nombrarlos de otro modo, es un deslizamiento metonímico de sentidos que nos constituye. Este concepto de lectura ya no es la lectura de base hermenéutica que busca explicar y remitir todos los sentidos a un fundamento que a veces podía ser la religión, la política, la estilística; tampoco es la lectura de base estructural que busca totalizar el texto radiografiando su estructura, no hay un punto final donde la lectura se detenga. La apuesta de Barthes consiste en liberar los códigos implicados en el texto y también liberar al lector de las ataduras “científicas” o “estructurales” que podrían ligarlo a un concepto totalizador de “obra”. Exige del lector una posición activa, ya que el lector fragmenta el texto en lexias o partes no muy extensas, para dejar fluir los códigos y connotaciones. En la siguiente cita puede apreciarse el concepto de lexia y la lógica para dividirlo de esa manera tiene que ver con captar los códigos intervinientes.

Ahora bien, algunas críticas o reparos que puedan surgir ante S/Z (Sarrasine/Zambinella):

1. ¿Qué pasa con algunos límites para la interpretación? Pareciera que este lector que puede reescribir el texto es un crítico, sin embargo no todos los lectores son críticos. Es probable que ningún lector tenga acceso a todos los códigos, de hecho el propio Barthes no podía prever que su S/Z más que liberarnos de las ataduras como lectores, iba a servir como modelo para una nueva tecnología de la palabra como el hipertexto. Entonces, los códigos que cada lector pondrá en juego serán los de su propia enciclopedia o los de su propia cultura en un momento determinado y no todos los idealmente posibles.
2. Este abordaje exhaustivo es practicable con textos breves. Para textos más largos se puede tomar la filosofía de S/Z, la de que toda lectura reescribe el texto que lee y la de que el lector puede, si se entrega al trabajo de la lectura, acceder a esa zona de lo escribible, donde al terminar de leer un texto ya no somos los mismos porque algo de ese trabajo cambió algunas creencias, presupuestos e introdujo variantes en ese flujo de códigos que nos constituye.

Un ejemplo de este tipo de análisis, es el que sigue a continuación, realizado sobre el texto de María Teresa Andruetto, “El anillo encantado” en el que puede observarse el entrecruzamiento de códigos.

El anillo encantado

Ifigenia tenía el cabello rubio como el trigo y unos ojos más azules que el lago de Constanza.
Caminaba descalza a la orilla del agua.
Era pálida y leve.
Parecía hecha de aire.
El emperador Carlomagno la vio y se enamoró de ella.
Él era ya un hombre viejo y ella, apenas una muchacha. Pero el Emperador se enamoró perdidamente y olvidó pronto sus deberes de soberano.
Los nobles de la corte estaban muy preocupados porque nada interesaba ya a Carlomagno.
Ni el dinero.
Ni la caza.
Ni la guerra.
Ni las batallas.
Sólo la muchacha.
A pesar del amor, Ifigenia murió una tarde de abril llena de pájaros.
Los nobles de la corte respiraron aliviados.
Por fin el Emperador se ocuparía de su hacienda, de su guerra y de sus batallas.
Pero nada de eso ocurrió, porque el amor de Carlomagno no había muerto.
Hizo llevar a su habitación el cadáver embalsamado de la muchacha. No quería separarse de él.
Asustado por esta macabra pasión, el Arzobispo del imperio sospecho un encantamiento y fue a revisar el cadáver.
Muerta, Ifigenia era tan hermosa como cuando caminaba descalza junto al lago de Constanza.
La revisó de pies a cabeza.
Bajo la lengua dura y helada, encontró un anillo con una piedra azul.
El azul de aquella piedra le trajo recuerdos del lago y del mar distante.
El Arzobispo sacó el anillo que estaba escondido bajo la lengua.
Ni bien lo tomó en sus manos, Carlomagno enterró el cadáver.
Y se enamoró del Arzobispo.
El Arzobispo, turbado y sin saber qué hacer, entregó el anillo a su asistente.
Ni bien el asistente lo tomó en sus manos, Carlomagno abandonó al Arzobispo.
Y se enamoró del asistente.
El asistente aturdido por esta situación embarazosa, entregó el anillo al primer hombre que pasaba.
Ni bien el hombre lo tomó en sus manos, Carlomagno abandonó al asistente.
Y se enamoró del hombre.
El hombre, asustado por este amor extraño, empezó a correr con el anillo en la mano, y el Emperador tras él.
Hasta que se cruzó con una gitana y el hombre le entregó el anillo.
Ni bien la gitana lo tomó en sus manos, Carlomagno dejó de perseguir al hombre.
Y se enamoró de la gitana.
Pero a la gitana se la cayó el anillo al agua.
Ni bien el agua recibió el anillo en su lecho, Carlomagno abandonó a la gitana.
Y se enamoró del lago de Constanza junto al que Ifigenia caminaba descalza.

Maria Teresa Andruetto

Nació en Arroyo Cabral, Provincia de Córdoba, Argentina, el 26 de enero de 1954. Es egresada de la carrera de Letras en la Universidad Nacional de Córdoba. Trabajo como periodista y docente de nivel medio y superior. Fundó el Centro de Difusión e Investigación de Literatura Infantil y Juvenil con sede en Córdoba.

EL análisis

El anillo encantado

En diversas culturas y religiones de todos los tiempos “el anillo” es símbolo de lealtad, alianza, compromiso, unión. Por otra parte en la mano de un rey simboliza riqueza y poder. Es así que desde el código simbólico, el título nos anticipa que en el relato se desarrollará una historia en la tendrá lugar una alianza, una unión, pero también en la que una de las partes, la poseedora del anillo ejercerá su dominio sobre la otra. Dominio que se nos hará más evidente si tenemos en cuenta que el objeto al que se hace referencia está calificado como de “encantado”. Y es este adjetivo el que nos introduce en el mundo propio del mito o la leyenda (código cultural), así como se nos presenta como un enigma que deberemos develar: ¿en qué consistirán los poderes del anillo encantado? (código hermenéutico).

Ifigenia tenía el cabello rubio como el trigo y unos ojos más azules que el lago de Constanza.

El nombre de Ifigenia, ya nos remite a ese mundo anticipado en el título, el de la leyenda o el mito, a la guerra de Troya: Ifigenia, hija de Agamenón, es ofrecida por su propio padre en sacrificio en honor de Artemisa. En la tragedia de Eurípides, la joven es salvada por la diosa que a la hora de ser inmolada es convertida en una cierva. Esta historia (c. cultural) forma parte de la cultura occidental y a pesar de que la joven del cuento/romance, no vive un episodio semejante, no podemos dejar de establecer una relación con la primera, más aun cuando leemos que la muchacha muere.
El cabello rubio y los ojos azules connotan belleza (código simbólico). Un tipo de belleza y de mujer propios del cuento maravilloso. Por otra parte la comparación de sus atributos físicos con el trigo y con el lago nos hablan de la oposición tierra/ agua (el trigo como producto de la tierra).
Caminaba descalza a la orilla del agua. / Era pálida y leve. / Parecía hecha de aire.
Aquí nos introducimos en la primera acción: la muchacha caminaba a orillas del lago, siguiendo el delgado límite entre la tierra y el agua, elementos que también se evidencian en su persona, así como su levedad que la hace parecer etérea como el aire (c. sémico). Es de esta forma como comienza a entreverarse en el relato la presencia y combinación de los elementos: tierra, agua, aire, y que nos dejan abierta la puerta para el siguiente enigma: ¿quién encarnará o de qué manera aparecerá en escena el fuego, cuarto elemento? (c. hermenéutico). Podemos aventurarnos a decir que estaría simbolizado en el amor desmedido, encendido que Carlomagno le profesa.

El emperador Carlomagno la vio y se enamoró de ella.

En esta lexía nos sumergimos en el mundo de las leyendas carolingias (c. cultural, histórico y literario). Carlomagno, personaje histórico y de famosos cantares de gesta, en uno de esos relatos remotos es víctima de los efectos de un anillo especial; hecho que se narra en “Carlomagno y el anillo de la serpiente”. La segunda acción del cuento corre por cuenta del emperador que, ve a la joven/ se enamora inmediatamente de ella (acciones coincidentes con las desarrolladas en muchos cuentos tradicionales).

Él era ya un hombre viejo y ella, apenas una muchacha. Pero el Emperador se enamoró perdidamente y olvidó pronto sus deberes de soberano.

Desde los significados podemos remitirnos a la oposición: vejez/juventud; contraste que se enfatiza desde el c. simbólico: muerte/vida. Por otra parte las acciones son esperables desde que son coincidentes con los relatos populares: el emperador se enamora y olvida pronto sus obligaciones.

Los nobles de la corte estaban muy preocupados porque nada interesaba ya a Carlomagno.
Ni el dinero. /Ni la caza. /Ni la guerra. /Ni las batallas. /Sólo la muchacha.

Desde lo histórico nos ponemos en contacto con códigos que nos presentan la forma de vida de la aristocracia medieval, la corte, la caza, la guerra, las batallas, actividades que nos hablan y nos remontan a un tiempo histórico, pero a la vez lírico y misterioso como es el de los ciclos caballerescos. Por otra parte podemos observar la acción/inacción del emperador: nada le importaba… “sólo la muchacha”.
A pesar del amor, Ifigenia murió una tarde de abril llena de pájaros.
Ifigenia, al igual que la protagonista del mito griego (c. simbólico), muere en plena juventud. Ni el amor que el emperador siente por ella puede salvarla de un destino, que a semejante al de la otra Ifigenia, ya está marcado.
Los nobles de la corte respiraron aliviados. /Por fin el Emperador se ocuparía de su hacienda, de su guerra y de sus batallas. /Pero nada de eso ocurrió, porque el amor de Carlomagno no había muerto.
Vuelta a la normalidad, piensan los nobles (c. de las acciones). Vuelta a la vida propia de la corte medieval/caballeresca (c. histórico). Desencanto, puesto que nada de eso ocurre (c. de las acciones), porque Carlomagno sigue amando a pesar de la muerte (c. cultural/ literario).

Hizo llevar a su habitación el cadáver embalsamado de la muchacha. /No quería separarse de él.

Víctima del amor, el emperador enloquece (c. simbólico: amor igual locura y muerte).
Asustado por esta macabra pasión, el Arzobispo del imperio sospecho un encantamiento y fue a revisar el cadáver.
El Arzobispo (tal vez Turpín) otra vez nos remite al mundo carolingio, histórico y literario, cortesano y caballeresco. De la misma manera que Arturo y Merlín, así como otros personajes de la época, Turpín (versión cristiana del consejero) acompañó a Carlomagno (c. cultural). Y es él, el encargado de descubrir el encantamiento de que es víctima su señor (c. literario/ mágico/propio de las leyendas nórdicas). El c. de las acciones se combina en encantamiento/búsqueda/descubrimiento.

Muerta, Ifigenia era tan hermosa como cuando caminaba descalza junto al lago de Constanza.

Belleza/ “encanto” son semas que atraviesan la historia y anticipan al receptor (c. de la comunicación) otro tema literario de la Edad Media, el de “la dama del lago” (c. literario y a la vez simbólico).
La revisó de pies a cabeza. /Bajo la lengua dura y helada, encontró un anillo con una piedra azul. /El azul de aquella piedra le trajo recuerdos del lago y del mar distante.
Búsqueda/descubrimiento (c. de las acciones). El anillo, como objeto mágico y maligno símbolo de lo pagano domina y atrae, a un cristiano por excelencia (Carlomagno, emperador del Sacro Imperio Romano Germano), sin que él lo sepa. La fuente del hechizo, podemos suponer (pero aún no lo sabemos) está en el azul de su piedra, como el azul del lago (c. hermenéutico).

El Arzobispo sacó el anillo que estaba escondido bajo la lengua. / Ni bien lo tomó en sus manos, Carlomagno enterró el cadáver. /Y se enamoró del Arzobispo.

Cambio de comportamiento del Emperador (c. de las acciones): entierra el cadáver y traslada su amor a otro: el poseedor del anillo. Aquí se confirma el poder extraño del objeto (c. hermenéutico).

El Arzobispo, turbado y sin saber qué hacer, entregó el anillo a su asistente. / Ni bien el asistente lo tomó en sus manos, Carlomagno abandonó al Arzobispo. /Y se enamoró del asistente. /El asistente (…), entregó el anillo al primer hombre que pasaba. / (…) Carlomagno (…) se enamoró del hombre (…) que se cruzó con una gitana y el hombre le entregó el anillo. (…) Carlomagno (…) se enamoró de la gitana. (…) a la gitana se la cayó el anillo al agua.

Sucesión de acciones que se repiten: cada poseedor del anillo es depositario del amor del Emperador, única víctima del embrujo del objeto (c. de las acciones y c. hermenéutico). Por otro lado el anillo, símbolo de alianza, lo mantiene unido a un amor incontenible y enfermo, que parece radicar en el objeto mismo.

Ni bien el agua recibió el anillo en su lecho, Carlomagno abandonó a la gitana. / Y se enamoró del lago de Constanza junto al que Ifigenia caminaba descalza.

El azul del agua y el azul del anillo se funden en un solo elemento (c. sémico), que introduce y confirma el enigma del que forman parte Ifigenia, el lago y el anillo: son una misma cosa. Estamos en presencia aquí, de un tópico literario medieval: el anillo con poderes sobrenaturales y la leyenda que dio en llamarse “la dama del lago”, que consiste en una hermosa mujer que encarna un espíritu maléfico que seduce a quien se aproxima a sus orillas y lo arrastra consigo hacia la profundidad de las aguas y de la muerte (c. simbólico), se unen en este bello cuento de M. T. Andruetto.

Propuestas de actividades para trabajar este cuento en el nivel Medio:

Las lecturas propuestas (para nivel Secundario) con el fin de alcanzar y reforzar aspectos del texto no relevados en la versión de Andruetto, que sugiero son:
1. Para contextualizar el cuento, pueden proponerse lecturas que apunten al marco teórico sobre literatura medieval, en sus aspectos épicos, líricos y caballerescos, que pueden leerse en libros de texto para el nivel, (recomiendo los de la editorial Puerto de Palos).
2. Como lecturas ficcionales: “La leyenda de Carlomagno”, de Ítalo Calvino. Para el tema del anillo y siguiendo los tiempos que corren, algún fragmento de “El señor de los anillos”, de J. R. R. Tolkien, que seguramente tendrá buena llegada entre los alumnos gracias a su versión cinematográfica.
Para reforzar la leyenda de “la dama del lago”, puede leerse como complemento “Los ojos verdes” de G. A. Bécquer. También puede establecerse la relación con el mito de “Ifigenia”.
Por supuesto que puede incentivarse a los alumnos a buscar en libros o por Internet “leyendas nórdicas” o pertenecientes al “ciclo carolingio”, para contribuir a caracterizar la figura de Carlomagno, tan susceptible para ser ficcionalizada (recordar la caracterización de este personaje en el cantar de gesta francés “La chanson de Roland”).
Creo que la posibilidad de lecturas puede ser múltiple y no se terminaría de enumerar, pero en este caso deberán tenerse en cuenta las motivaciones de los alumnos.
Con respecto a actividades de integración de lecturas puede proponerse una tarea de producción, grupal y/o individual que consista en la elaboración de un guión teatral tomando como base el cuento y los aportes de las leyendas leídas. La escritura de “romances”, respetando sus características formales y estilísticas que tomen como tema: “un objeto encantado”, “un amor desmedido”, “la dama del lago”, “el hechizo de unos ojos”, etc. Y por supuesto no desoír las sugerencias de los alumnos, que muchas veces son muy sabías y creativas.

Espero que todo esto les haya sido útil, muchas gracias por leerme y un abrazo a todos desde la web.

8 comentarios:

  1. buhhhhh q malo es esto vale

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  2. Luís Carlos... madre mía que personaje estás hecho... Inés ha publicado esto para las personas que quieren saber algo más del libro de Sarrasine, no para que un inculto como tú publique estos comentarios inútiles como el que has escrito tu.
    Buneo me despido con un fuerte abrazo para Inés que a mí sí que me ha gustado y me ha sido útil.
    PD: Luís Carlos tu nombre parece sacado de una telenovela y es ridículo, no sé como te atreves a publicar comentarios despectivos con ese nombre. Además si tuvieras un poco de cultura sabrías apreciar lo que ha hecho Inés y sabrías acentuar tu nombre como es debido INCULTO!
    Nada más.

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  3. Uy, muchas gracias, necesitaba mucho esto. Esta genial!!!
    Graciasss!!

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  4. Buscando relaciones entre el lago Constanza y la historia de Merlín y su amor por la “dama del lago”, llegue aquí, gracias por este bello aporte :D.

    Constanza Silfide.-

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  5. buceando sobre el autor caì por aquì ,verdaderamente interesante,gracias!

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  6. Gracias por compartir este hermoso material, me gustaría trabajarlo con los alumnos. Es excelente.

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  7. Gracias por compartir este hermoso material, me gustaría trabajarlo con los alumnos. Es excelente.

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